Un sonido me despertó. Era mi teléfono que vibraba y producía ruido chocando con la madera de la mesita de noche. Era Michelle. Me pareció haberme despertado de una siesta de cien años, cuando en realidad había dormido un cuarto de hora. Respondí al teléfono:
-Hola Michelle.- dije en voz baja.
-Menuda voz de dormida que tienes.- dijo medio riéndose.
-Efectivamente, me has despertado de mi sueño.- me reí - No es nada.
-Bueno, ¿que? Me a dicho mi madre que has llamado, y que te llame.
-Si bueno, ¿sabes la otra noche en la fiesta de Amy...?
-¿No te acuerdas de nada, verdad? Normal, con el pedo que llevabas... La verdad es que tampoco pasó gran cosa. Hasta las diez estuviste charlando con nosotras y a partir de ahí empezaste a beber. Fuiste al baño y hasta las doce no supimos nada de ti. Apareciste, y maja... No sé con lo que te encontrarías ahí dentro pero saliste de un feliz... - soltó un risilla - Luego seguiste bebiendo y ahí ya te perdimos de vista.
-Madre mía... ¿Y a qué hora mas o menos me perdisteis de vista? -pregunté preocupada.
-Alrededor de las dos... Mejor pregúntaselo a Amy, que parece que os hicisteis muy amigas...
-¿Qué dices?¿En serio?- solté sorprendida.
-La verdad es que si, yo me quedé tan asombrada como tú. Te cogió de la mano y salisteis afuera con unos cuantos más, si te soy sincera los chicos que te acompañaban eran muy guapos.
-Jajaja, que pena no acordarme. No parece que pasara nada grave. Lo extraño fue despertarme en un callejón, eso si que no me lo explico.
-Seguramente irías borracha y te quedarías ahí dormida.- dijo ella.
- Probablemente. Bueno, Michelle, hasta mañana, que solo nos quedan dos semanas de colegio.
-Hasta mañana cariño.- y soltó una risa.
Sonó el despertador a las siete. "No tengo ganas de ir al instituto" pensé. Me senté a un lado de mi cama y me quedé mirando por la ventana. Se veía una mañana espectacular, pero aún y así nadie me quitaría las ganas de quedarme en casa. Bajé las escaleras y vi a mi madre desayunando.
-Buenos días hija ¿qué tal has dormido?- me preguntó mientras untaba su tostada en el café.
-La verdad es que no me encuentro muy bien, me duele mucho la cabeza.- dije poniendo la mano en esta.
-¿Tienes hoy algún examen?
-No ¿puedo quedarme en casa, por favor?- supliqué.
-¿Ningún examen, no?
-Que no.- dije rodando los ojos.
-Vale, vale. Anda tómate un ibuprofeno y métete en la cama.
Me tomé la pastilla y subí a mi habitación. Le mandé un mensaje a Adrianne:
<<Hoy no voy al insti, estoy pachucha>>
Me respondió al instante:
<<Vale cariño, recupera te>>
No estaba mala, pero tenía mucho sueño atrasado así que me quedé dormida.
Me desperté a las tres, mi madre ya había comido y se había ido a trabajar, mi hermano estaba en el colegio y mi padre estaba trabajando. Tenía toda la casa para mí. Les mande un mensaje a las chicas, les pedí que vinieran a las cuatro y media en casa.
Cuando llegaron no paramos de cotillear sobre nuestras cosas:
-Os juro que no soporto al profesor de Literatura, es un cerdo, no hace mas que mirar culos...- comentó Lauren con tono de indignación.
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